¿Se puede anular una hipoteca multidivisa? Muchas veces sí.

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Hace unos años, en pleno estallido de la burbuja inmobiliaria  y de la crisis económica, el índice que comúnmente regula las hipotecas de quienes compran una vivienda en Europa estaba altísimo.

La subida del euríbor provocó una doble circunstancia: consumidores que buscaban préstamos hipotecarios más baratos y entidades financieras que aprovechaban la ocasión para ofrecer fórmulas aparentemente más ventajosas que las referenciadas al euríbor.

Es entonces cuando la hipoteca multidivisa, que contrataron miles de personas sin ser conscientes del alto riesgo que asumían, obtenía todo el protagonismo. De ahí la pregunta, ¿se puede anular una hipoteca multidivisa? La respuesta es que muchas veces sí.

La hipoteca multidivisa se rige por el líbor, un tipo de interés que se mueve en función de las perspectivas económicas de cada país. De esta forma, se pueden aprovechar las enormes diferencias del precio del dinero entre un país y otro. Así, mientras el euríbor estaba, por ejemplo, al 3,25%, nuestro préstamo podría referenciarse, como hicieron en su momento la gran mayoría de hipotecas multidivisa, al líbor de Jabón, situado entonces a un 0,30%. Viendo estas diferencias, ¿quién no hubiera preferido ese índice de referencia?

El problema reside, principalmente, en que realizar una hipoteca multidivisa sólo es aconsejable si el que la contrata tiene unos altísimos conocimientos financieros, porque al fin y al cabo implica jugar con los tipos de cambio de divisa.

No podemos olvidar que el ciudadano de a pie, ese que con sus ahorros va a comprar una vivienda, habitualmente no es un gran experto analista en los mercados financieros internacionales. Su objetivo, al contratar una hipoteca multidivisa, no es otro que hacerse con una vivienda pagando un tipo de interés menor por ella y no gestionar o especular con el tipo de cambio de divisas, algo para lo que en la gran mayoría de las ocasiones sabe que no está preparado. Es por este motivo por el que debe ser informado sobre los riesgos que asume al contratar la hipoteca multidivisa.

Mientras tanto, el banco sí dispone de analistas capaces de prever si el euríbor, el tipo de interés japonés o cualquier otro puede sufrir importantes fluctuaciones en un futuro próximo y además conoce muy bien cuáles son las reglas del juego que está ofreciendo a su cliente.

Así, de momento, en una relación comercial donde existen intereses encontrados – el prestatario que quiere pagar menos y el prestamista que quiere ganar más- se comienza el partido con al menos un punto de diferencia en los marcadores.

De esta forma, lo que realmente hace anulable una hipoteca multidivisa es lo que los bancos no contaron al consumidor: los altísimos riesgos que asume quien la contrata. Entre ellos: que la deuda puede crecer hasta el infinito, la cuota mensual puede subir sin límites y que no puedes cambiar la referencia del líbor de la moneda cuando quieres sino nada más que una vez al mes y lo que eso significa.

A esto hay que añadir que no parece tener mucho sentido ofrecer un préstamo hipotecario por una cantidad explícita de euros, convirtiendo esa cantidad a yenes o a cualquier otra moneda, para que luego el hipotecado deba devolver el préstamo otra vez en euros. Algo que, además de incurrir en nuevos gastos por comisiones en el cambio de la moneda, implica necesariamente vaivenes habitualmente desfavorables para el prestatario.

Como ya ha ocurrido en otros productos como los préstamos hipotecarios que incluían las cláusulas suelo, que estaban referenciados al IRPH o con muchos contratos swaps, parece que los bancos vuelven a utilizar la confianza que en ellos depositan sus clientes no avezados en el mundo financiero, para venderles un producto que saben de antemano que probablemente acabará por perjudicarles. Una mala praxis que está provocando en los tribunales la nulidad masiva de contratos y cláusulas, y la devolución de millones de euros cobrados indebidamente al consumidor.

Imagen de sscreations (Freedigitalphotos)

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